Conozca de dónde viene el Chachafruto o balú

El Chachafruto es un árbol propio de la países andinos; fue traído a Colombia por los Inganos quienes entraron por el Putumayo y se establecieron en el Valle del Sibundoy.

Según las leyendas, a principios de siglo, el chachafruto salvó a los Inganos, pueblo indígena descendiente de los Incas, dos veces de las hambrunas causadas por las inclemencias del clima que no les permitía sembrar fríjol y maíz, base de su alimentación.

chachafruto

Su nombre científico es Erytrina edulis y significa «árbol de flores rojas». Según la región donde se encuentre recibe diferentes nombres.

Según las leyendas, a principios de siglo, el chachafruto salvó a los Inganos, pueblo indígena descendiente de los Incas, dos veces de las hambrunas causadas por las inclemencias del clima que no les permitía sembrar fríjol y maíz, base de su alimentación.

El Chachafruto es un árbol propio de la países andinos; fue traído a Colombia por los Inganos quienes entraron por el Putumayo y se establecieron en el Valle del Sibundoy.

Su nombre científico es Erytrina edulis y significa «árbol de flores rojas». Según la región donde se encuentre recibe diferentes nombres, por ejemplo en Boyacá y Cundinamarca se le conoce como Balú; en Putumayo, Sachaporoto; en Nariño, Poroto; en Ecuador, Balsui y en Venezuela, Frijol Nopas.

putumayo

De acuerdo con informes suministrados por el periodista Ronald Arana, de la Universidad Nacional, sede Palmira, el valor nutricional de su semilla ha sido reconocido desde tiempos inmemoriales, por eso se le llama «Maná del Trópico».

Tiene un porcentaje de proteína semejante al de la carne y la calidad de sus aminoácidos es similar al del huevo, si se complementa con maíz. También es rica en minerales, sobre todo en potasio.

Sin embargo, el proceso de colonización de la zona cafetera arrasó con muchas especies vegetales, incluyendo el Chachafruto, extinguido en este territorio desde hace 90 años.

De acuerdo con los investigadores, el chachafruto es la esperanza alimentaria de la zona Andina, especialmente de los niños y adultos que padecen un alto grado de desnutrición. Por esta razón el objetivo principal del proyecto que han emprendido es no dejar que esta especie tan ligada a la vida de los pueblos que habitan esta zona del país desaparezca.

La harina obtenida de la semilla puede reemplazar satisfactoriamente a la papa y a la masa de maíz en la preparación de ciertos alimentos, como tortas, coladas, sopas, natillas, dulces y encurtidos.

El añadir un antioxidante a la harina la hace ideal para la preparación de yogures y helados, de acuerdo con estudios realizados por las Universidades Nacional, Inca y Gran Colombia.

Además, el hecho de ser una leguminosa lo hace un buen fijador de nitrógeno, lo que ayuda a enriquecer los suelos», afirma la bióloga Nancy Barrera.

Fuente: AUPEC –Agencia Universitaria de Periodismo Científico.